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En la actualidad, el desarrollo de un ilustrador no solo implica una formación gráfica. El ilustrador debe ser capaz de reconocer en otras disciplinas, un espacio de perfeccionamiento útil para su quehacer, constituido principalmente por la representación visual de la comunicación. Desde ahí, toda herramienta, desde la psicología, arte, música, cine, literatura o periodismo, complementa, y enriquece su capacidad de interpretación, contribuyendo a un mejor desarrollo profesional y ampliando las posibilidades creativas y laborales de los postulantes. Como punto de partida de la representación visual que hace el Ilustrador, la historia personal juega un rol fundamental en la capacidad interpretativa del autor, dando pie para generar un diplomado de “Ilustración y Narrativa Autobiográfica”, que se fundamenta en la recreación de parte de nuestra historia personal, utilizando herramientas que provienen de la sicología, relatos literarios, documental, música y gráfica para escoger y contar de manera original, hitos relevantes de nuestra biografía.

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